PUNTADA SIN HILO
Haber aprendido los colores jugando con
la lata de los botones, fue decisivo al momento de elegir materiales, procedimientos
y modos de expresarme en el campo estético. Dibujar y pintar con el sonido
oscilante de la máquina de coser como música de fondo me permitió un íntimo
acercamiento a lo reprimido y lo dominado de una práctica poblada, exclusivamente, por mujeres. También,
alentó en mí la búsqueda de instancias de reconocimiento y validación para
aquellas que construyeron lo identitario y lo propio con el trabajo de sus
manos. Las escuchaba, entre labores, enunciar dichos y refranes, frases hechas,
de esas que pueblan el imaginario colectivo, ligadas a las representaciones
sociales de lo aprendido, a lo condicionado culturalmente del mundo femenino.
Tiempo después comencé a preguntarme si era
posible, partiendo de esas actividades subvaloradas y menores, afirmar un lugar
contestatario de lucha feminista; si esa tensión entre lo privado y lo público,
entre lo personal y lo político podía ser bordada, si punto a punto podía
construirse un espacio de acción y autonomía.
Y en esa tarea me encuentro: no
dar puntada
sin hilo.
Viviana
Debicki